La historia de la Educación Artística

Las ideas, los métodos y los ejercicios de dibujo en la escuela han cambiado de forma notable a lo largo de la historia debido a los cambios y transformaciones que se ha producido en el mundo del arte, la educación y la sociedad en general.

La enseñanza del dibujo se implantó en el currículo escolar al mismo tiempo que se organizaron y generalizaron los sistemas educativos durante la primera mitad del siglo XIX.

Las enseñanzas artísticas dirigidas a la formación de profesionales de las artes visuales se habían establecido mucho antes. La elaboración de imágenes y objetos ha sido una actividad bastante especializada porque requiere conocer y practicar una amplia variedad de destrezas, conceptos y materiales. No solo por la propia dificultad intrínseca de lograr que esos materiales, acaben configurando la imagen que buscamos, sino porque el sentido, los significados y el valor que adquirirá esa imagen viene determinado por normas que ha depurado cada tradición o contexto cultural.

Antigüedad

Las primeras reflexiones sobre el interés y la orientación que debe adoptar la educación artística en la escuela, las encontramos en los grandes filósofos griegos Platón y Aristóteles. Suele citarse un párrafo de Aristóteles perteneciente al libro “Política” como el documento mas antiguo que se tiene sobre la enseñanza del dibujo en la escuela:

Son cuatro las disciplinas que generalmente se suelen enseñar en la educación: la de leer y escribir, la gimnástica, la música, y, en cuarto lugar, algunas veces el dibujo. El arte de leer y escribir y el dibujo por ser útiles para la vida y por sus múltiples aplicaciones; …de igual modo deben aprender el dibujo no solo para no cometer errores en sus compras particulares y para no ser engañados en la compra y venta de objetos y muebles, sino más bien porque el dibujo da capacidad para observar la belleza de los cuerpos” (Aristóteles, 1986, pp.288-290).

Estas dos funciones, utilidad y belleza, acompañarán desde entonces la enseñanza del dibujo.

Edad Media.

Durante esta época las artes plásticas (pintura, escultura, orfebrería, etc.) no tuvieron una consideración social como creaciones artísticas propiamente dichas, sino que más bien como cualificados oficios manuales. El aprendizaje de los conocimientos y habilidades propias de estas actividades profesionales no se realizaban en escuelas especializadas sino en el propio trabajo. Los jóvenes se familiarizaban con los materiales, procesos e instrumentos necesarios para pintar el ábside de una iglesia o fundir una campana en el puesto de trabajo. El aprendizaje estaba claramente centrado en los materiales y técnicas.

No se esperaba que las obras y objetos que producían manifestaran una gran originalidad o innovaciones estilísticas, sino sobre todo que estuvieran perfectamente confeccionados con los mejores materiales. Los escasos manuales o tratados para la formación de artistas que nos quedan de esta época describen todos estos procesos de construcción y elaboración de los objetos artísticos y prescriben que la mejor manera de aprender estos conocimientos es la prolongada experiencia imitando el buen hacer de un reconocido profesional.

Del Renacimiento al Romanticismo.

Mucho antes de que se instituyeran los sistemas escolares se organizaron las escuelas y academias de dibujo. Se reconoce la fecha de la fundación de la academia de dibujo en la ciudad de Florencia en enero de 1563 como la del comienzo de estos centros educativos. Su orientación era claramente especializada y profesional. A las academias de dibujo acudían a estudiar los jóvenes que se encaminaban a las profesiones artísticas. El programa estaba organizado alrededor de la enseñanza del dibujo, considerado como el fundamento de todas las bellas artes. Se organizaba de forma muy secuencializada, comenzando por la copia de láminas con nociones básicas de geometría, continuando por la copia de dibujos, preparados a propósito para facilitar el aprendizaje, en lo que aparecían elementos del rostro y del cuerpo humano para pasar a copiar dibujos complejos de grandes maestros. Después se dibujaban bajorrelieves y estatuas, principalmente copias de las grandes obras grecorromanas. Se llegaba al dibujo natural, que culminaría en complejas composiciones de varias figuras humanas, había estudios teóricos que comprendían, la perspectiva, la anatomía, la teoría de la proporción, y lo que posteriormente vendría a construirse como la historia del arte y la estética.

El sistema se fue analizando y elaborando hasta finales del siglo XIX, difundiéndose a partir de la academia de París fundada en 1648, por toda Europa y América.

Siglo XIX.

Cuando se organizaron los sistemas educativos durante la primera mitad del siglo XIX, el dibujo se incluyó entre las materias obligatorias del currículo para la escuela primaria como secundaria. Comenzó la necesidad de disponer de unas orientaciones y materiales curriculares, así como formar al profesorado en esta materia.

El dibujo como materia escolar planteó un nuevo problema educativo. Hasta entonces se habían desarrollado notablemente los sistemas de enseñanza del dibujo para formar a los artistas y artesanos, pero ahora se trataba de enseñar el dibujo al conjunto de la población.

Se produjo en un contexto histórico y social caracterizado por la industrialización, el nacionalismo, el neoclasicismo y el romanticismo en arte, y los ideales políticos de la ilustración concretados en la Revolución Francesa y en la independencia norteamericana. La sociedad hacia necesario que la población supiera leer y escribir, así como tener nociones de dibujo para la mayoría de los trabajos cualificados.

El dibujo poseía una orientación figurativa, con una sólida fundamentación geométrica. Se desdoblaba en dos grandes vertientes: la artística, la veraz representación de la naturaleza en pos de la belleza; y la técnica, al exacta y completa descripción de cualquier forma, objeto, mecanismo o construcción, de manera que pudiera ser fabricada o realizada con toda exactitud y detalle.

Durante la primera mitad del XIX la educación artística estuvo marcada por las obras de algunos grandes pedagogos, así como por la elaboración de los primeros manuales y cartillas escolares de dibujo.

Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1872) publicó en 1803 el libro titulado ABC de la intuición o intuición de las proporciones, que es considerado como el primer manual de Educación Artística para la infancia.

El énfasis en la exactitud con la que debían realizarse estos ejercicios procedía de la convicción de que con ellos se estaban construyendo las bases iniciales y fundamentos que sustentarían todo el aprendizaje del dibujo y el refinamiento de la percepción visual, en la que se apoyaba todo el edificio del pensamiento.

Friedrich Froebel (1782-1852) estudió durante dos años con Pestalozzi. Su principal contribución a la educación artística fue un original material didáctico conocido como los “regalos y recopilaciones”, que desarrolló entre 1835 y 1850.

La segunda mitad del siglo XIX conoció un desarrollo espectacular de métodos y manuales de dibujo, todos ellos basados en la copia de láminas.

Primera mitad del siglo XX.

Los niños poseen una forma característica de dibujar y pintar ya poco que se les permita hacerlo evolucionan notablemente. Podemos hablar propiamente del descubrimiento del arte infantil porque en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX surge una nueva compresión de esta situación.

En esta nueva manera de comprender el dibujo infantil concurrieron varios acontecimientos, principalmente el cambio de consideración hacia la infancia de las teorías educativas, la mejor comprensión de la mente infantil gracias a las investigaciones en psicología evolutiva y las innovaciones de los cuadros y dibujos los movimientos artísticos de vanguardia como el expresionismo, el cubismo y la abstracción.

El mundo artístico comenzó a convulsionarse a finales del siglo XIX con cuadros de Van Gogh y de Gauguin. Algunos grupos de jóvenes artistas comenzaron a pensar que la cantera de ideales y modelos en la que habían venido trabajando los artistas de Europa desde hacia mas de cuatrocientos años ya estaba agotada y que era necesario retornar a las raíces del arte, volverse a encontrar con mirada limpia con la naturaleza y deshacerse de los viejos principios y axiomas artísticos. Era necesario volver a las fuentes, a los orígenes y comenzar a dibujar y a pintar por otros derroteros que condujeran a nuevos paraísos visuales.

Se descubre que sin necesidad de alejarse de las viejas sociedades europeas existe una producción pictórica pura, primigenia, no contaminada con las tradiciones culturales. Algunos artistas expresionistas comienzan a interesarse y a estudiar el arte infantil. Franz Cizec (1865-1946) reparó en los dibujos infantiles que encontraba pintados por las paredes de la ciudad y consideró que se trataba de un verdadero estilo artístico que merecía la pena tener en cuenta.

El dibujo espontaneo acaparó buena parte de la investigación psicoeducativa y comenzaron a publicarse los primeros estudios sobre sus características y fases o estadios evolutivos.

Segunda mitad del siglo XX

Herbert Read y Viktoe Lowenfeld publicaron las obras que han marcado desde entonces el carácter de la educación artística. Con ellos cristalizó y alcanzó pleno esplendor la tendencia, que había arrancado con Cizec y que se conoce actualmente como “autoexpresión creativa”.

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